Depresión

La depresión es una enfermedad médica muy real y muy seria, que tiene gran impacto sobre la salud física y la salud mental.  Es una afección muy común, con muchos síntomas físicos, emocionales, cognitivos, y conductuales y que cuenta con muchas alternativas de tratamiento disponibles. En la actualidad se la considera una de las causas más importantes de discapacidad a nivel mundial.

La depresión clínica consiste en un estado de disminución del ánimo que se acompaña de pérdida del interés por las actividades habituales y afectación en diferentes áreas del funcionamiento mental, físico, social y ocupacional. La depresión es heterogénea en relación a sus causas, que pueden ser genéticas, secundaria a otras enfermedades físicas o reactiva a situaciones vitales estresantes. También es heterogénea en su intensidad, pues va desde un velo de tristeza y desánimo leve  hasta cuadros muy graves con incapacitación funcional y en su evolución (desde la remisión total a la cronicidad y hasta el suicidio).

Las mujeres tienden a sufrir más depresión que los hombres. Los niños y los adolescentes también pueden sufrir depresión. Cuando existen antecedentes familiares de depresión hay mayor vulnerabilidad para desarrollar la enfermedad. Las personas con enfermedades físicas crónicas también tienen más probabilidad de experimentar depresión.

La duración de un episodio depresivo también es variable: un primer episodio puede remitir entre 6 meses a un año. La enfermedad puede enmascararse detrás de ansiedad, alcoholismo, abuso de sustancias, trastornos somatomorfos o trastornos de personalidad. Muchas veces la depresión acompaña a (o es causada por) afecciones sistémicas, endocrinas, metabólicas, neurológicas, inmunológicas y cardiovasculares. Por ello sólo 40-60% de pacientes deprimidos son diagnosticados adecuadamente por los médicos.

La depresión suele presentarse en forma de episodios recurrentes con mejoría y buen funcionamiento entre los episodios. También puede presentarse como un trastorno crónico y persistente. Los episodios aislados son poco frecuentes. La forma persistente y cronificada  de depresión leve se llama Distimia, que es una depresión leve que puede durar más de 24 meses y que se caracteriza por un  estado de ánimo más irritable y malhumorado que decaído, pesimismo y baja autoestima. 

Se habla de depresión bipolar cuando el paciente presenta episodios depresivos que alternan con episodios de exaltación afectiva; esta depresión es propia del trastorno bipolar. Cuando la persona sólo experimenta episodios depresivos sin exaltación se habla de depresión unipolar.

A menudo las personas con depresión también experimentan preocupaciones constantes que les produce mucha ansiedad. Esto puede ocasionar síntomas físicos como dolor, palpitaciones cardíacas o molestias abdominales. En algunas personas estos síntomas físicos son su principal queja y a veces llegan a sentirse tan mal que desearían estar muertas.

¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DE LA DEPRESIÓN? 

Síntomas cognitivos: Poca atención, escasa concentración, problemas de memoria, indecisión, pesimismo, baja autoestima, ideas de incapacidad, impotencia, minusvalía e ideas suicidas.

Síntomas somáticos o biológicos:Pérdida de la capacidad para el disfrute, pérdida del interés o placer por las cosas, pérdida del apetito o de peso, insomnio con despertar temprano (2 horas antes del horario habitual), pérdida de la líbido, empeoramiento matutino, fatiga, cansancio (escasa vitalidad).

Síntomas afectivos: Tristeza vital, pesar, hastío, desánimo, desamparo, desesperanza, apatía, pérdida de la motivación, anestesia emocional, desinterés, disminución de la reactividad emocional o irritabilidad y malhumor.

Síntomas conductuales: Retraso o inhibición psicomotora, abandono progresivo de las tareas habituales, descuido personal, ensimismamiento, pasividad, aislamiento social, incomunicación, inercia.

 Un episodio depresivo puede cursar con o sin síntomas somáticos, así como con diferentes grados de severidad y de discapacidad: leve, moderado o grave.

En depresión leve el paciente presenta dificultades para llevar a cabo sus actividades laborales y sociales, pero sigue funcionando sin abandonarlas.

En depresión moderada, el paciente tiene serios problemas para seguir con sus labores normales y su funcionamiento laboral, social y familiar se ve comprometido.

En depresión grave, al paciente ya no le es posible continuar con sus actividades habituales; el deterioro funcional es acentuado. Además de que están presentes todos los síntomas, también puede haber presentar síntomas psicóticos como ideas delirantes (de culpa, de ruina), alucinaciones (auditivas principalmente) y conductas agitadas o francamente inhibidas, con estupor depresivo. El suicidio es uno de los mayores riesgos que tiene el paciente gravemente deprimido, aproximadamente el 50% de los pacientes graves intentan suicidarse.

¿QUÉ CAUSA LA DEPRESIÓN?

La depresión es una enfermedad  biológica, para la cual hay una vulnerabilidad genética. Aunque muchas veces puede aparecer depresión sin causa aparente, muchos acontecimientos pueden actuar como desencadenantes en personas vulnerables. Los factores que aumentan el riesgo son:

-Antecedentes de un episodio depresivo en el pasado.

-Antecedentes familiares de depresión

-Experiencia de pérdidas o estrés (incluyendo muerte de un ser querido, rupturas sentimentales, desempleo, cambios en el estilo de vida, soledad, conflictos interpersonales, pérdida de status, problemas económicos)

-Experiencias traumáticas (maltrato físico o abuso psicológico, enfermedades físicas severas, violencia, etc)

-Abuso de sustancias

-En mujeres: cambios hormonales (embarazo, parto, menopausia)

¿COMO ES EL TRATAMIENTO DE LA DEPRESIÓN?

Hay varios tratamientos que han demostrado su eficacia. Lo más importante es identificar el cuadro clínico y buscar ayuda especializada para iniciar el tratamiento lo más pronto posible, de modo que se pueda evitar la profundización y la cronicidad de los síntomas. La elección del tratamiento dependerá de la causa y severidad de la depresión, de tratamientos anteriores y de las preferencias del médico y del paciente.

Se indica habitualmente:

Terapia farmacológica: Hay muchos medicamentos antidepresivos que son muy eficaces en controlar los síntomas ya que actúan aumentando en el cerebro la actividad y los niveles de neurotrasmisores que ayudan a mejorar el estado de ánimo. Los antidepresivos no producen adicción, pero requieren ser utilizados durante varios meses para lograr la remisión del cuadro.

Psicoterapia: Se centra en controlar los estilos negativos de pensamientos y conductas que desencadenan y mantienen la depresión, así como identificar los problemas interpersonales específicos.

Ejercicio físico: La actividad física regular ejerce un efecto antidepresivo inmediato al activar el cuerpo. Se recomienda caminar o ejercitarse durante un mínimo de 30 minutos diarios; esto ayuda también a regular los ritmos de sueño y apetito.

Actividades sociales: Participación en actividades grupales diversas, desde grupos de ayuda mutua o grupos de apoyo, hasta actividades de ayudar a otras personas (como voluntariado, hacer servicio, etc). Mantener el contacto social activo es un factor que promueve rápidamente la recuperación.

Lo más importante a considerar es el hecho de que una depresión leve puede intensificarse paulatinamente y hacerse grave en poco tiempo, por ello hay que buscar ayuda profesional cuanto antes. Creer que de la depresión “se puede salir sin ayuda” es un mito, pues como toda enfermedad necesita abordarse apropiadamente, identificar los factores precipitantes  y manejarlos, pues no se trata sólo de medicación, sino de utilizar las mejores estrategias de afrontamiento y para la prevención de las recaídas.

After Narcissistic Abuse

There is Light, Life & Love

Postgrado de Psiquiatría LUZ

Weblog del Postgrado de Psiquiatría, de la Universidad del Zulia, Venezuela.

Psiquiatría en LUZ

Psiquiatría, Psicología Médica y Salud Mental para todos